LEALTADES INVISIBLES

Todo lo que se mueve en un sistema humano se mueve por amor y por lealtad.

En la visión sistémica entendemos que la lealtad es una fuerza poderosa que nos ayuda a comprender lo que estamos haciendo en nuestra vida, muchas decisiones conscientes e inconscientes tienen el propósito de mantener la lealtad al clan, a la familia, a los sistemas que pertenecemos. Ivan Boszormenyi-Nayi y Geraldine M. Spark, son los autores que han profundizado el concepto de “Lealtad invisible”.

Esta lealtad tiene muchos matices, es sobre todo un sentimiento de solidaridad, un compromiso con las necesidades del clan, de la unidad social a la que pertenecemos. En muchas profesiones se puede ver ese compromiso con el clan, muchos maestros, además de su anhelo personal de realizarse enseñando, en el fondo muchas veces están siendo leales y amorosos a muchos de su sistema que no tuvieron la suerte de estar escolarizados, y aunque a veces, la lealtad tenga un resultado dramático, por ejemplo, no poder tener un hijo, una separación, una emigración, etc. lo que sostiene esa vivencia, es una amor invisible a otros miembros de la familia que perdieron hijos, que se separaron, que tuvieron que emigrar, etc. lo sorprendente de esta lealtad invisible, es que, el que emigra posteriormente, el que no puede tener un hijo, el que se separa a la misma edad que se separó una bisabuela, muchas veces ni tienen información consciente de los hechos ocurridos en la familia.

La lealtad que más solemos explorar es la LEALTAD TRANSGENERACIONAL, es decir, todos los movimientos inconscientes que hacemos para honrar a un antepasado con una historia trágica, para recuperar a un excluido de la familia, una oveja negra de la que no se habla, y que, sin embargo, los posteriores repiten su destino para recuperar su memoria, porque los sistemas no permiten que nadie sea excluido, olvidado o no amado; si eso ocurre, uno de los posteriores mantendrá una lealtad, con el objetivo de que el sistema recupere el amor y la honra.

Si un antepasado se arruinó económicamente, uno de los posteriores buscará una ruina inconsciente, si un antepasado tuvo una muerte trágica, uno de los posteriores tiene la oportunidad de ser leal a esa historia, repitiéndola… pero también reparándola, embelleciéndola, o simplemente honrándola.

Cuando alguno de mis alumnos me dice: “Acabo de descubrir que mi bisabuelo, del cual llevo su nombre, se murió de un accidente con 42 años, y yo tengo 41”, le contesto, prepárate para morir, pero no te metas en un cajón, haz una transformación de tu vida, termina tu tesis, abre tu negocio, reorganiza tu vida.

La LEALTAD INTERGENERACIONAL es un matiz de la transgeneracional, pero suelo usar este término para referirme a la lealtad que hay de los hijos hacia los padres. Todo niño es leal a sus padres, a los dos, a los biológicos, independientemente de la relación que tenga con ellos, incluso si no los conoce. Solemos decir por ejemplo que, en las separaciones, los niños siguen en lo superficial al “oficialmente bueno” y en lo profundo hacen lo mismo que el “oficialmente malo”; y en general, es la lealtad más común y manifiesta, la de un niño hacia sus padres, y todos somos niños respecto de nuestros padres.

Existe también una LEALTAD DE CLAN, es una especie de lealtad cultural, en pedagogía sistémica se suele decir que: “El fracaso escolar, es un éxito familiar”. Hay miles de ejemplos al respecto, es común que, si los padres del niño no tuvieron “éxito” académico, el hijo busque inconscientemente fracasar para de esta manera ser leal. Somos leales a una cultura, a una lengua, a unas creencias familiares, a las ideas políticas en las que hemos nacido, incluso si no las compartimos, porque nuestra postura vital se comprenderá por la repetición y a veces por la oposición a ese patrón cultural.

Vincent de Gaulejac acuñó el término “NEUROSIS DE CLASE” una lealtad transgeneracional, intergeneracional e intrageneracional. La neurosis de clase son los conflictos de identidad que supone pertenecer a un grupo humano de una escala social y luego pertenecer a otra: “Todo individuo que cambia de clase social vive un conflicto entre su identidad heredada (identidad de origen que le confiere su medio familiar) y su identidad adquirida (la que va construyendo en el transcurso de su trayectoria)”, la mayoría de los individuos serán leales a su clan, grandes colectivos migratorios permanecen fieles al grupo social del que proceden, lo vemos con los millones de mexicanos que viven en los Estados Unidos, con los Marroquíes que viven en Europa, los sudamericanos que están en España, etc. la mayoría son leales a los que se han quedado.

También existe la LEALTAD INTRAGENERACIONAL, es decir, el destino compartido que hay con los de nuestra generación. Nos han dividido en Millennials, Baby boomers, generación Z, etc. vamos a tomar esa idea de “generaciones” aunque personalmente creo que, por ejemplo, La categoría “Millennial” no es una generación, es una categoría ideológica, es más bien una clase social de la que quedan excluidos cientos de millones de jóvenes que corresponderían a esa generación, no descubre una diferencia; CREA UNA DIFERENCIA y oculta otros aspectos más importantes e interesantes, pienso que más que sociológicas, esas categorías son mercantiles, identidades forzadas en función del capital. Pues bien, lo que parece evidente a nivel sociológico, es que, quienes vivieron su juventud en los años 60, son muy diferentes de los que la vivieron en los 70, en los 80, en los 90, etc. y hay muchos rasgos culturales (estamos hablando del mundo occidental) que son comunes. Por ejemplo, los que vivieron su juventud en los años noventa, los suelo llamar “La generación timada”, porque es una generación que lo tuvo todo a nivel académico, lenguas, ordenadores, extraescolares, artísticas, deportes, etc. pero no tuvieron a sus padres, estaban trabajando, y cuando se incorporaron al mundo laboral, descubrieron que el mundo que vivieron antes era más rico que el que les ofrecían en ese momento. Reflexionar sobre la LEALTAD INTRAGENERACIONAL nos dará una fuerza especial, tenemos un destino compartido con los de nuestra generación, hemos compartido espacio, cultura, educación, herramientas vitales, etc. recuperar la paz y la alegría en nuestra vida es una buena manera de embellecer el destino de los de nuestra generación que no tuvieron suerte en la vida, también pertenecemos, aunque tengamos una vida diferente.

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