El concepto del Síndrome del Aniversario fue creado por Josephine Hilgard. Con sus estudios clínicos y el desarrollo de este concepto, Hilgard fue pionera en el estudio de la enfermedad no sólo como activación de conflictos emocionales sino también como un fenómeno de repetición cíclica transgeneracional que desvela lealtades e identificaciones entre miembros de un clan pertenecientes a distintas generaciones. Los trabajos de Hilgard han sido continuados y profundizados después por otros estudiosos, como la psicoterapeuta francesa Anne Ancelin Schützenberger, persona clave en el desarrollo de la psicogenealogía y del transgeneracional.
Este concepto, hace referencia a las memorias e informaciones presentes en el inconsciente familiar de un clan que se activan y se repiten cíclicamente coincidiendo con fechas, eventos significativos o situaciones concretas. Se trata de una carga transgeneracional inconsciente con el objetivo de unir, de dar cohesión al clan y al relato familiar. Aunque algunos terapeutas consideran que ese inconsciente corresponde solamente a sucesos traumáticos no asimilados o no digeridos, mi experiencia y punto de vista es que la cadena de repeticiones no solamente es traumática, también puede ser jubilosa, es decir, la lealtad sistémica va más allá de la tragedia.
Estos patrones repetitivos en el sentido traumático aparecen cuando hay un duelo pendiente, un trauma que generó una memoria potente en la familia, cuando hay un secreto familiar, cuando alguno de los miembros ha sido excluido porque su historia avergüenza, entristece y ensombrece al clan.
El síndrome del aniversario es una de las muchas maneras que tenemos de PERTENECER y gracias a él, repetiremos fechas de nacimiento, de muerte, nombres, acontecimientos familiares, etc.
Cuando lo que sostiene el síndrome del aniversario, es doloroso, esa memoria inconsciente se transmite de generación en generación buscando nuevas oportunidades para quedar resuelta, mediante la reparación, la comprensión, la integración o simplemente para trascenderla; de esta manera, el Síndrome del Aniversario es una memoria que nos vincula a fechas, edades, acontecimientos dolorosos, acontecimientos jubilosos, grandes celebraciones, historias de dolor, eventos traumáticos, situaciones vergonzosas, y un largo etcétera que se van guardando en el inconsciente familiar.
Frecuentemente, el Síndrome del Aniversario está relacionado a los cumpleaños o a la edad. Personas de una misma familia a las que cuando alcanzan una edad determinada les suceden cosas similares, como divorcios, accidentes, enfermedades, cambios de lugar de residencia o incluso la muerte. Mujeres que, por ejemplo, son madres a la misma edad que tenía su madre cuando ellas nacieron. Conozco el caso de un hombre que su padre les abandonó cuando el padre tenía 30 años, cuando mi paciente, el hijo de aquel hombre que les abandonó cumplió 30 años, dejó embarazada a una mujer, sus circunstancias sociales no le permitieron hacerse cargo del hijo, estaba abandonando a un hijo a los 30 años, la misma edad en la que su padre le abandonó a él.
En la primavera del año 2003, un chico de 26 años, se mudó de Galicia a Barcelona con el objetivo de suicidarse, no entendía bien porque lo tenía que hacer en Barcelona, no comunicó sus planes a la familia, al paso de los días, la madre le dice por teléfono “Pues mira, mi padre también estuvo allí en la postguerra en abril de 1943, duró poco, se regresó a Galicia”, entonces sospechamos que algo había ocurrido en Barcelona con el abuelo, algún secreto, alguna tragedia… ¿Qué hacer cuando no tenemos información? Hacer una carta de duelo: “Querido abuelo, no sé qué ocurrió en aquella época de la vida, si por alguna razón estoy haciendo algo inconsciente para darle sitio, para reparar, para trascender aquello que viviste, estoy disponible, si algo sale bien en mi vida, será para honrarte”. Como anécdota, le pregunté si había leído “El Quijote”, me dijo que no, “eres afortunado”, le contesté, es la prueba de que la vida todavía puede sorprenderte, entonces le regalé un ejemplar, para que lo leyera antes de suicidarse… el spoiler literario es que, El quijote se cura de su locura en Barcelona.
Sin duda, es una suerte poder conocer cuándo han tenido lugar los acontecimientos familiares asociados a la vida y a la muerte; a qué edad o en qué momentos de la vida nuestros antepasados enfrentaron situaciones concretas o padecieron enfermedades y accidentes; fechas de fracasos económicos familiares, fechas de acontecimientos telúricos, históricos, etc.
Formamos parte de un sistema familiar que tiene muchas memorias disponibles para contemplar y también para repetir a través del síndrome del aniversario, esas memorias, a veces tienen forma de mandatos familiares que rigen nuestras vidas. En el mismo instante en que somos concebidos, recibimos un legado transgeneracional que, por supuesto, nadie nos ofrece la posibilidad de rechazar. Esa herencia inconsciente, estas memorias disponibles nos conectan con el clan familiar y nos atan a sus mandatos inconscientes; pero especialmente a las cargas transgeneracionales y a las circunstancias de ciertos antepasados con los que, por fecha de concepción, nacimiento o muerte, quedamos unidos de manera intangible a través de una afinidad o una lealtad invisible. En ese legado transgeneracional están incluidos los acontecimientos traumáticos padecidos por las generaciones anteriores, sucesos que quedaron sin saldar.
«El inconsciente tiene buena memoria y marca los acontecimientos importantes del ciclo de vida por repetición de fechas o edad” (Anne Ancelin Schützenberger)
El análisis de las características del legado transgeneracional que recibimos nos ofrece la posibilidad de conocer y comprender el sentido y las razones de la existencia de un Síndrome del Aniversario. Sin ese estudio, el Síndrome del Aniversario no pasaría de ser una rueda confusa de repeticiones aparentemente inconexas y carentes de sentido. Sin embargo, el estudio transgeneracional permite comprender a qué se debe y qué está buscando el inconsciente familiar con este Síndrome en cada caso particular. A través de esta interpretación sistémica del clan que es el estudio transgeneracional, se buscan situaciones repetitivas, identificaciones, proyecciones, dramas familiares, fechas, accidentes y muertes que tienen lugar en circunstancias y situaciones similares. El trabajo con el genosociograma, o circunstancias biográficas que conforman la novela familiar del clan, permite precisamente hacer conscientes esos vínculos con el pasado para poder evitar su repetición tanto en la generación presente como en las futuras. El objetivo es liberar al clan de ataduras negativas de origen transgeneracional que toman cuerpo en forma de enfermedades, accidentes o muertes y que responden a conflictos no resueltos.
Detrás de cualquier Síndrome del Aniversario se puede esconder un duelo pendiente, un trauma o un secreto familiar. Pero también aspectos festivos y jubilosos de nuestra historia familiar que también nos permitirán disfrutar muchas cosas. Tuve el caso de un insomnio de una persona, tenía la misma fecha de nacimiento que su abuelo materno, un juerguista que murió de “parranda” en una madrugada, ella no refería el insomnio como algo que le molestara, de hecho, en el insomnio ella se percibía feliz, lo único que al día siguiente debía trabajar. Pudo comprender que se había “apropiado” de la parte lúdica del abuelo, de alguna manera, ella estaba despierta a las mismas horas que el abuelo se estaría divirtiendo.
En lo que respecta a la memoria trágica, estará relacionada con hechos traumáticos con enfermedades, adulterios, herencias, abortos, suicidios, robos, etc. Debemos comprender que el inconsciente familiar es un complejo sistema de conexiones en el que entran en escena todas las vicisitudes vividas, sentidas y reprimidas por cada miembro del clan del presente y del pasado. Asimismo, debemos tener en cuenta que en cualquier clan familiar se repiten muchas circunstancias y vivencias, además de nombres y profesiones. Se generan, de este modo, escenarios similares en los que actúan personas que, no olvidemos, portan inconscientemente legados transgeneracionales que les conectan a las generaciones precedentes. La comprensión de estas circunstancias hace posible interpretar el Síndrome del Aniversario no como casualidad o coincidencia sino como el resultado preciso de conexiones que se activan en el inconsciente familiar para revivir y solucionar traumas pendientes.
Conocer y, sobre todo, comprender cómo funciona, a qué responde y qué representa un Síndrome del Aniversario permite adquirir un nivel de conciencia superior sobre las dinámicas activas en el clan familiar para poder eludir futuros sufrimientos, enfermedades e incluso muertes. Desde los estudios pioneros que en su día realizó Hilgard quedó demostrado que el solo hecho de tomar conciencia sobre el origen y las circunstancias de las que surge un Síndrome del Aniversario permite desactivar o mitigar sus efectos. No obstante, la desactivación sólida y definitiva de sus efectos presentes y futuros requiere adentrarse en el inconsciente familiar a través de uno de los integrantes del clan familiar para realizar los cambios precisos, básicamente consistentes en el cambio de creencias e informaciones asociadas al trauma o la elaboración del duelo o duelos pendientes, realizando actos y rituales simbólicos que el inconsciente, que no distingue entre lo real y lo simbólico, aceptará y asumirá como verdaderos.
Aunque el Síndrome del Aniversario responde a legados transgeneracionales que contienen duelos y traumas pendientes que asumimos de manera inconsciente, ¿a qué dinámica responde este Síndrome? Cuando somos concebidos, las conexiones invisibles presentes en el inconsciente familiar deparan afinidades y lealtades inconscientes que suponen para el receptor una suerte de contratos o códigos que influirán en su vida bajo la forma de creencias y tendencias. Esas creencias se convertirán en una especia de filtro que condicionará su evolución en la vida. Todo contrato implica el desempeño de una función o un mandato. También supone un compromiso respecto a algo o hacia alguien. Puede tratarse de compromisos horizontales, cuando están referidos a colaterales (pareja y hermanos) o verticales, si vincula a familiares de distintas generaciones. Cualquier contrato inconsciente asignado por el clan supone para el receptor la asunción de una lealtad invisible. Aunque somos organismos evolucionados, los seres humanos somos también, ante todo, organismos biológicos primarios y reaccionamos como tales. En nuestra memoria biológica está muy presente que el clan nos aporta identidad, seguridad y mayores posibilidades de supervivencia. Sin ese vínculo con el clan, los peligros se incrementan y la supervivencia puede correr un serio peligro. Es precisamente ese miedo profundo –biológico- que implica la posible desconexión con nuestro clan el que nos lleva a asumir como propias esas lealtades inconscientes asignadas por el clan, incluso aunque éstas nos condicionen y lastimen.
El clan ejerce su autoridad inconsciente sobre nosotros para preservar la supervivencia del sistema. Aceptamos sus mandatos por nuestra necesidad de ser reconocidos como miembros de este. Toda iniciativa de un miembro del clan hacia su individuación representa para el clan familiar una posible deslealtad y una amenaza implícita que pone en peligro su supervivencia. El clan familiar amenaza al disidente y éste, aun a pesar de sus intenciones iniciales, probablemente acabará plegándose a seguir viviendo la vida que le han asignado dentro de unos cauces preestablecidos que limitan y frenan su evolución.
Las lealtades y los contratos inconscientes tienen el objetivo de minimizar o anular cualquier posible alteración que desestabilice al clan. Porque la dinámica interna del clan familiar, como sistema conservador, se rige por los contratos asignados a sus miembros y por las obligaciones que éstos asumen. Las expectativas individuales no son prioritarias frente a los mandatos y las necesidades del clan. El individuo interactúa constantemente con los otros miembros del clan; pero siempre en una relación de dependencia respecto a los mandatos inconscientes que recibe del sistema y respecto a los contratos, también inconscientes, que han asumido y desarrollan otros miembros del clan.
Cada clan familiar cuenta con su propio sistema de lealtades que estructura las relaciones intrafamiliares, regula la pertenencia al grupo y penaliza los intentos de disidencia. Debe observarse, asimismo, cómo esta dinámica de las relaciones en el clan familiar se alimenta constantemente. El inconsciente familiar se alimenta de las lealtades inconscientes que sucesivamente van adquiriendo las distintas generaciones. Así como en un momento dado los padres asumieron los contratos y códigos inconscientes impuestos por el clan, los hijos asumen sus propias lealtades inconscientes para preservar su identidad y territorio en el clan. Es de esta manera como se mantiene vigente y se transmite el Síndrome del Aniversario.
Síndrome del Aniversario y sociedad.
El síndrome del aniversario lo podemos observar no solamente en los relatos familiares, también lo podemos corroborar en acontecimientos históricos, la historia de la humanidad está llena de efemérides encadenadas por las fechas. Pongo algunos ejemplos.
11 de septiembre:
1541 destrucción de Santiago de Chile – 1973 Asesinato de Salvador Allende
1609 expulsión de los musulmanes de España
1714 caída de Barcelona bajo las tropas borbónicas
1857 la tragedia de Mountain Meadows en Utah, y en la cual fueron asesinados 120 pioneros y pioneras
1922 el reino unido promete el territorio en palestina a los sionistas europeos
1966 Gandhi anuncia sus planes de independencia
1972 el grupo terrorista “septiembre negro” asesina a 11 atletas en Munich
2001 el atentado de las torres gemelas
19 de abril
1943 alzamiento del Gueto de Varsovia
1993 el asalto en Waco Texas en la secta de David Koresh
1995 el atentado en Oklahoma por Timothy McVeight un excombatiente de la guerra de Irak, fue participante de la masacre perpetrada por el ejercito estadounidense sobre civiles y militares iraquíes, muchos de ellos enterrados vivos
1999 la tragedia de Columbine, dos adolescentes hacen una matanza en la misma época en la que Bill Clinton y la Otan estaban bombardeando a la Ex Yugoslavia.
ABRIL DE 2020
Actualizo este documento en medio de un confinamiento global por la epidemia del coronavirus, y la Dra. Esther Fernández Mostaza nos invita a que reflexionemos, que, de alguna manera este confinamiento, nos une a otros confinamientos que han ocurrido en nuestra familia y en la humanidad, en estas mismas fechas a finales de los años 90 millones de personas de Europa del este estaban confinadas por la guerra de los Balcanes, en estas mismas fechas, fue cuando los judíos del Gueto de Varsovia se organizaron para alzarse finalmente el día 20 de abril. Sin duda, todos tenemos en nuestra familia, alguna persona que ha estado confinada en una “institución total” de aquellas de las que hablaba Erving Goffman, de tal manera que este confinamiento personal tiene una vinculación familiar con alguien que ya estuvo en un hospital, una prisión, un psiquiátrico, un cuartel, un convento, un internado, un orfanato, etc. al preparar este documento algunas amigas me han compartido historias interesantes: muchas de ellas hablan del encierro que tuvieron que vivir muchas familias en la guerra civil, muchos han recibido información de sus antepasados que vivieron en la época de la gripe española; una amiga me explica que en Menorca hay una calle que se llama “Qui no passa”, una pequeña calle de Ciutadella que en una epidemia de peste de confinaron del todo y el carruaje que recogía los cadáveres de la ciudad, por allí no pasó. Allí también se encuentra la pequeña isla de Lazareto, un espacio construido en 1793 para confinar a los que llegaban en Barco a la isla. La madre de una amiga estuvo prisionera en un campo de concentración de Indonesia en la segunda guerra mundial, mi amiga tiene el nombre, profesión y fecha de nacimiento de la abuela materna, ha descubierto sorprendentemente que a la misma edad que tiene mi amiga ahora, la abuela y también la madre que era una niña, estaban confinadas porque el 28 de marzo de 1942 los japoneses entraron definitivamente en Sumatra. Otra amiga me explica que su familia -muy grande, por cierto- están viviendo el confinamiento con una cierta paz, cuando me explica que su abuelo materno estuvo con sus dos hijos varones en la prisión, que hubo familiares en el campo de concentración, algunos en un convento, etc. entonces comprendo que hay confinamientos “dulces” y confinamientos “angustiantes”. Este confinamiento que vivimos, revive memorias colectivas y memorias personales. Algunos que dicen «Yo lo estoy viviendo muy bien» seguramente han conectado con otros de su clan que vivieron algo similar, alguna reclusión en una institución total, y esta es la oportunidad de repetir la historia sin tragedia, a otros, por el contrario, es posible que se les remueva la angustia de los que vivieron situaciones similares. Por supuesto en estos días me han explicado muchas historias sobre la gripe española. Una de ellas muy impactante, es la de el abuelo de un amigo, se contagió de la gripe española a los 10 años y arrastró toda la vida problemas pulmonares, murió finalmente a la edad de 40 años de una tuberculosis, mi amigo tiene ahora 40 años, un momento fascinante para reparar y darle dignidad a la historia de ese abuelo, no lo hará muriéndose, lo hará -y lo está haciendo- con una profunda transformación interna.
LA GRIPE ESPAÑOLA Y EL COVID19
En las redes sociales circula una información que relaciona la peste de Marsella de 1720, la epidemia de cólera que empezó en 1817 y que tuvo muchas oleadas posteriores, la gripe española que empezó en 1918 y la epidemia actual. Hemos de puntualizar de que, entre estos cuatro acontecimientos ha habido otros brotes epidémicos, aunque sin duda, un confinamiento y alarma mundial coincide cien años con la gripe española. Es bueno hacer algunos matices respecto de estas cuatro epidemias.
La epidemia de 1720 estuvo restringida justamente a la ciudad de Marsella, no tuvo una repercusión internacional; la epidemia de cólera, como ya lo dije arriba, se prolongó en el tiempo, con varios picos que llegaron hasta el siglo pasado, en la década de los 90 todavía causó estragos en Latinoamérica. Desde el punto de vista sistémico, todos los hechos están relacionados, aunque no conozcamos la pauta que los conecta, en estos días de abril, aparece un artículo en el periódico “el país” que nos habla de “La epidemia de Justiniano”, un brote de Peste bubónica que asoló al mundo conocido entre los años 541 y 544, desde China hasta las costas de lo que hoy es España:
“Una pandemia que llegó del extranjero y que se extendía rápidamente desde los puertos adonde arribaban los pasajeros infectados —asintomáticos o no—, sin ningún remedio médico disponible que pudiese pararla, todos los habitantes confinados en sus casas para evitar contagios, la paralización total de la economía, el ejército vigilando las calles, médicos contagiados trabajando hasta la extenuación, miles de fallecidos diarios sin enterrar durante “muchos días porque quienes cavaban ya no daban abasto…». No es la crónica del coronavirus que afecta en 2020 al mundo. Es el relato que Procopio de Cesarea realizó del brote de peste bubónica que asoló el mundo conocido entre el 541 y el 544: de China a las costas de Hispania. El estudio La plaga de Justinià, segons el testimoni de Procopi, (La plaga de Justiniano según el testimonio de Procopio), de Jordina Sales Carbonell, investigadora de la Universidad de Barcelona, ha devuelto a la actualidad este relato de hace 1.500 años, con moraleja. “A día 1 de abril de 2020, determinadas similitudes y paralelismos del comportamiento humano frente a un virus y sus consecuencias nos parecen tan cercanas y actuales que, a pesar de la tragedia que estamos viviendo en primera persona, nunca podemos dejar de maravillarnos de cómo se repite la historia”
ALGUNAS COINCIDENCIAS PECULIARES
Händel y Jimmy Hendrix vivieron en la misma calle Brook Street de Londres, los separó el tiempo y una puerta.
Guillermo Borja, ese gran terapeuta mexicano que escribió el libro “La locura lo cura” murió el 10 de julio de 1995, alumno y amigo de Claudio Naranjo, quien a su vez lo consideraba su maestro, Claudio Naranjo murió el 12 de julio de 2019.
Hahnemann nació el 10 de abril de 1843, es el personaje histórico más importante para mi vocación, pues bien, mi padre murió un 10 de abril de 2016. También un 10 de abril murió un médico que fue clave en mi formación profesional, el Dr. Francisco Esparza
Mi padre se llamaba Vicente, tres meses antes de morir él, yo estaba en Menorca, alternaba mi estancia en Zacatecas con atender a mi trabajo, ese día estaba pensando que quizás ya me debería instalar en Zacatecas hasta que ocurriera el desenlace, entonces conocí a un señor que se llamaba Vicente y que había nacido el mismo año que mi padre con dos meses de diferencia. Todo estaba conectado.
Todo está conectado, aunque no siempre conozcamos la pauta que lo conecta.