Te sigo
Esta dinámica la vemos cuando ha muerto alguien del sistema. Sobre todo si se trata de un niño pequeño. Cuando muere un niño pequeño, los posteriores a él, muchas veces no toman del todo de la vida, es decir LO SIGUEN, ¿de qué manera? Fracasando, enfermando gravemente, deprimiéndose, no consolidando una familia, etc.
Recientemente tuve de paciente a un chico de 15 años, con tendencias suicidas; su padre había muerto cuando él era todavía un niño. Al hacer la constelación familiar, se vio al representante del chico con un impulso grande de seguir al representante del padre muerto. Saliendo a la luz la dinámica, el tratamiento homeopático tuvo una mayor eficacia.
Un comentario extra: el chico hacía dos años que tenía una necesidad de colocarse piercings en su nariz, su lengua, etc. este caso concreto no se trataba solamente de un asunto socio-cultural, creo que cada piercing, era un clavo del ataúd de su padre, un impulso del alma de hacer evidente su lealtad a su padre.
Voy yo en vez de ti
La conciencia del niño está llena de amor, tanto que es capaz de adjudicarse sufrimientos que no le corresponden.
Es lo que ocurre por ejemplo con un paciente anoréxico. Generalmente, quien tiene un sufrimiento intenso, un peligro grande, una tendencia a la muerte es alguno de los padres, y el paciente pareciera decir: «tú no te vayas, mejor desaparezco yo». Los niños son capaces de un amor grande por sus padres, y podemos decir que el vínculo de un padre hacia un hijo es más débil que de un hijo hacia un padre. Un niño es capaz de todo con tal de que sus padres estén bien (y todos somos niños respecto de nuestros padres); puede enfermarse, deprimirse, morirse… un ejemplo sencillo de lo anterior es la falta de apetito en los niños. Cuando un niño no quiere comer, más allá del berrinche, de la pataleta, debe venir a nuestra mente una pregunta: ¿Porqué está ayunando este niño?
Hace poco, en un taller, a un chico de 30 años que había empezado tres carreras y ninguna la había terminado, no le iba bien en nada que emprendía, y de hecho su aspecto era bastante dejado, desaseado y poco atractivo, etc. Al terapeuta le vino la intuición de que algo había con el padre, (hay «ordenes» y actitudes que manifiestan donde viene el dolor, del sistema del padre o de la madre). Así que le preguntó, ¿Qué hay con tu padre?; le contestó; ES UN FRACASADO. Aquí en constelaciones es muy bonito el hecho de no preguntar detalles, solo hechos. Cuando (el chico) intentó explicarle el porqué, (el terapeuta) LO FRENÓ, no era necesario que hiciera descripciones que solo son racionalizaciones pues ya tenía los hechos que le servían para trabajar.
Le pidió que entre el público escogiera un representante para él y otro para su padre. Después de un rato se le preguntó al representante del padre ¿Cómo estás? Dijo: » me siento muy débil». Le pidió que se echara en el suelo. Luego le dijo al representante del hijo (del muchacho en cuestión), ¿Qué te parece tu padre en el suelo? el representante (que no sabía nada de su representado) dijo que tenía ganas de echarse en el suelo junto al otro.
Se le dijo al representante del hijo: «Di a tu padre: ÉSTA ES MI MANERA DE QUERERTE».
Ambos representantes estaban sumamente conmovidos, era una imagen fuerte, no es necesario verbalizar mucho para «ver» lo que ocurre en las dinámicas familiares. Después ya de pie, se le pidió al paciente que tomara su lugar, que le diera un abrazo al representante de su padre, que le diera la honra, porque era obvio que se sentía superior a su padre, y NUNCA SOMOS SUPERIORES A NUESTROS PADRES. Siempre seremos los pequeños respecto de nuestros padres, porque el hecho de la paternidad no es un hecho moral, nadie es padre por ser bueno o malo, es un servicio que «algo» más grande que nosotros nos pide. Ser un eslabón más en la cadena de la vida, es a la vez un hecho sencillo y grandioso que va más allá de nuestra propia persona.
No tomar la vida (no tomar a los padres)
Algo común que ocurre en la vida de las personas es que no toman de los padres, bien porque los padres no han estado, porque no han dado, o porque los hijos no han querido tomar. Es común a los pacientes depresivos el ser elitistas, no toman de la vida, no toman de los padres y no asienten a la vida tal como les fue dada.
Los pacientes depresivos son unos de los más difíciles de tratar, porque generalmente el flujo de amor entre ellos y sus padres está interrumpido. Son pacientes que piden que entres al río a salvarlos para que te hundas con ellos. En mi experiencia (limitada, claro está) solo un trabajo intenso que implique movimientos del alma puede ayudarles, pues ni un medicamento homeopático SIMILLIMUM puede hacer el milagro, ya que ese «no tomar de los padres» es un gran obstáculo para la curación.
Es necesario reestablecer el flujo de amor con sus padres que se puede hacer en una constelación familiar, o en una sesión terapéutica con un terapeuta experimentado y serio.
Nota sobre la psicosis
Hellinger ha demostrado en grandes talleres como enfermedades tan graves como la psicosis tienen que ver con historias de dualidad no resueltas en el sistema de origen del paciente. Cuando en una familia han ocurrido hechos graves tales como asesinatos, muertes trágicas, muertes misteriosas en el sistema, graves traiciones entre familiares, historias de guerra, etc, se genera un dolor muy profundo, dolor que al ser asumido por uno de los miembros (casi siempre un post-génito) se manifiesta con locura.
Así, por ejemplo, una bisnieta desarrolla una esquizofrenia simple 40 años después (y sin saber nada) de que su bisabuela acusó injustamente a su marido y aquel murió ahorcado.